Por: Alejandro Gómez Sotelo.
De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada tres mujeres en las Américas han sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja o un tercero en alguna etapa de sus vidas, además, el 38 por ciento de homicidios en agravio de ese sector de la sociedad ocurridos en el mundo son cometidos por el acompañante masculino, informó el director del hospital general “Adolfo Prieto” de Taxco, Juan Vega Arredondo.
Al participar en las actividades por el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas”, donde estuvo la presidenta del DIF-Taxco, Estela Villa de Figueroa, señaló que las mujeres con un nivel de instrucción bajo han estado expuestas a actos de violencia de pareja en contra de sus madres y durante su infancia recibieron malos tratos, así como vivieron en entornos donde se aceptaba a la violencia, los privilegios masculinos y la subordinación femenina.
En el zócalo de la ciudad, Vega Arredondo mencionó que las situaciones conflictivas, posconflicto y de desplazamiento pueden agravar la violencia existente, como la ejercida contra las mujeres por sus parejas y los agravios sexuales fuera de la pareja y dar lugar a nuevas formas de afectaciones a sector femenino, “la violencia contra la mujer ejercida por su pareja y la violencia sexual constituyen un problema de salud pública y una violación de los derechos humanos de ese género”.
Puntualizó que los hombres con un bajo nivel de instrucción también han sido objeto de malos tratos durante su niñez, fueron expuestos a escenas de violencia doméstica contra sus madres y al uso nocivo de alcohol, además, vivieron entornos donde se aceptaba la violencia y había normas diferentes para cada sexo, lo que propicio la creencia de que tienen derechos sobre las mujeres y ello los hace más proclives a cometer agravios.
Sostuvo que ese tipo de agravios son prevenibles y es ahí donde el sector salud puede desempeñar un papel vital, para responder y prevenir la violencia contras las mujeres y las niñas a través de la identificación del abuso temprano, del otorgamiento de atención y apoyo a las sobrevivientes y referir a las personas agraviadas a los servicios adecuados e informados dentro y fuera del sistema sanitario.
Juan Vega Arredondo, reconoció que el sistema de salud también debe trabajar en colaboración con otros sectores y agencias para prevenir la violencia hacia las mujeres, cumpliendo el primer paso relacionado al entendimiento de ésta, así como desempeñar un papel clave en ayudar a medir y comprender esos ilícitos en agravio del sector femenino.
Propuso mejorar el alcance, calidad, difusión y utilización de los datos sobre violencia contra las mujeres y las niñas en las políticas públicas y programas basados en evidencia, fortalecer la capacidad de prevención, eficientar la respuesta del sector salud respecto a esos agravios y apoyar la elaboración y revisión de las políticas y planes nacionales para evitar y erradicar esas conductas.